El vocero de la Asociación de Productores de Cacao de Venezuela (Asoprocave), Álvaro López, informó sobre el inicio de la campaña “Salvemos nuestro bosque cacaotero”, destinada a prender las alertas y concienciar sobre el peligro de extinción del cacao local, rubro que a su entender da organicidad y determina la dinámica económica de las familias parianas.
López llamó a extender la información en redes sociales, así como en escuelas, liceos, universidades, organizaciones sociales, campesinas, empresas privadas y a las instancias e instituciones de poder y toma de decisiones locales, regionales y nacionales, “para lograr unir esfuerzos y minimizar los impactos negativos y revertir está realidad que pone en peligro el mejor cacao del mundo y único sustento de 15 mil familias sucrenses”.
El experto explicó que entre las tareas pendientes está la conservación de la mosca Forcipomya ssp, responsable de la polinización del cacao, y que está en peligro debido al uso de agrotóxicos.
“La mayoría de los productores de cacao desconocen la gran labor de la mosquita Forcipomya spp, y en muchos casos se hace uso indiscriminado de plaguicidas e insecticidas altamente tóxicos para este insecto benéfico, que no representa una amenaza para los humanos”.
En este sentido, instó a los productores a de cacao a adoptar labores culturales saludables para el rendimiento en la producción y protección del agroecosistema.
Por otro lado, López señaló, que dentro de la campaña para salvar el bosque cacaotero pariano, debe tomarse en cuenta que el ciclo de vida biológica de una mata de cacao es de unos 100 años, pero su vida económica no pasa de 40.
“El rendimiento declina moderadamente entre los 35 y 40 años y luego rápidamente entre los 45-50 años de edad, es decir 50% de las plantaciones son viejas e improductivas, con debilitamiento de los suelos”.
De acuerdo a esta situación, el experto dijo que inicia la baja productividad de los cacaotales en menos de un kilogramo por mata y por debajo de 300 kilogramos por hectárea.
Razón por la cual cree que debe iniciarse la eliminación de plantas viejas e improductivas y sustituirlas por plantas nuevas, “de sangre criolla de alta plasticidad fenotípica y/o fisiológica, con mayor número de mazorcas y mejor grano, resistentes a plagas y enfermedades, adaptadas a las condiciones agroforestales y a los bruscos cambios climáticos de nuestra región”.
Consideró que esta es la forma de maximizar la producción y el rendimiento para un suministro más estable a la industria chocolatera.
Paria/ Cecilia Lárez