El pasado 20 de enero se conmemoró en el país el Día Nacional del Pediatra, profesional cuyos conocimientos van de la mano de la Ginecobstetricia para velar por el sano crecimiento de los niños desde su concepción. Sin embargo, en los últimos años, esta misión se ha visto empañada en el área privada debido a la crisis sanitaria y socio-económica que se vive a nivel nacional.
Según lo explicado por Carlos Araque, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP), Capítulo Anzoátegui, la afluencia a las consultas de control de niños sanos ha disminuido más de 50% durante la pandemia, pese a la importancia de ejercer una “exhaustiva” evaluación pediátrica a lo largo de los primeros 12 meses de nacido el bebé y de los posteriores controles hasta que llegan a la adolescencia.
Los especialistas en general coinciden en que luego de un adecuado control durante la gestación (que normalmente es de 270 días), se debe examinar a los pequeños entre los 3 y 5 días subsiguientes al nacimiento para iniciar el proceso de prevención y de seguimiento del neurodesarrollo.
De esta manera se busca evitar riesgos de infecciones, alteraciones metabólicas como obesidad, hipertensión, diabetes, desnutrición y problemas bucales, entre otros. También, detectar y actuar antes de que ocurran significativas variaciones neurosensoriales.
“Durante la pandemia es vital este control de niño sano, pues es posible que desviemos la atención hacia el coronavirus en el hogar y que bajemos la guardia en otros aspectos sanitarios. Creemos que la baja afluencia de pacientes tiene que ver con el temor de los padres al contagio, porque en los establecimientos de salud, en el transporte público y expendios de comida es donde hay mayor riesgo. Pero, en la actualidad se han tomado las medidas necesarias para minimizar estos riesgos en los centros de salud, empezando por las citas programadas por horario para que no haya aglomeraciones”, señaló.
Otro de los factores atribuidos a este descenso en las visitas a los pediatras del sector privado, cuyos costos por consulta se ubican a partir de $15, es el bajo poder adquisitivo, especialmente tras la crisis sanitaria, lo cual ha llevado a algunos padres a ingeniárselas para adaptarse a las circunstancias y procurarles atención especializada a sus niños.
“Tenemos que tratar de retomar la prevención. Ahorita vacunas no es solo Covid, sino que tenemos un esquema completo que cumplir, con el cual debemos ser rigurosos en su aplicación, pero dentro con cierta flexibilidad en los tiempos, pues eso va a garantizar una mejor salud y desarrollo de cada bebé”.
María carolina Padrón
Pediatra
“Puedo decir que en mi consulta lo han conservado, de repente no mensual, pero sí por lo menos cada dos meses”, manifestó María Carolina Padrón, pediatra puericultora y neumonóloga infantil.
Para Padrón, los primeros días de vida son claves para asegurar un buen desarrollo y crecimiento de los bebés porque involucran ya la nutrición durante el embarazo y la lactancia materna.
“Cuando nace, la lactancia materna es la que tiene la cantidad de nutrientes esenciales para el bebé y la mayor cantidad de anticuerpos. Contiene unas sustancias muy importantes para protegerlos de infecciones, tanto digestivas como respiratorias. Estamos en una situación donde no hay acceso a todas las vacunas del plan nacional de inmunización, entonces fomentamos la lactancia materna entre muchas otras razones, porque sirve como vacuna. Se pueden minimizar las infecciones porque tienes menos riesgos de enfermar con un rotavirus”, explicó Padrón.
Señaló que luego está la importancia del acompañamiento en la alimentación complementaria que se inicia a los 6 meses. Refirió que está demostrado y así se ha puesto de manifiesto a través de las últimas actualizaciones sobre nutrición y enfermedades en la infancia, que haciendo prevención hasta esta etapa habrá adultos con menos problemas de salud.
“Tenemos que explicar bien a los padres que se deben fomentar buenos hábitos en la casa sobre la alimentación. Por ejemplo, está pasando ahorita en pandemia que el papá quiere que le pongan vitaminas a un niño de un año que no come, pero cuando vamos al interrogatorio en la consulta, nos damos cuenta de que a veces es un niño que se encuentra metido en una pantalla. Hay que limitar el uso de la tecnología y realizar actividades al aire libre”, resaltó.
En cuanto al esquema de vacunación oficial, Araque, al igual que Padrón, aseveró que este no cubre las expectativas de cobertura de los niños venezolanos, por lo que el gremio les recomienda a los padres acudir al sector privado, a fin de que completen las que no les llega. Mencionó que las principales vacunas que no se están suministrando del lado público son las que protegen contra el neumococo, varicela y hepatitis.
De manera detallada, Padrón explicó que lo ideal es que el paciente menor de un año de edad reciba tres dosis de la vacuna conjugada contra la bacteria neumococo, que se debe colocar a los dos, cuatro y seis meses. Sin embargo, hay quienes han ajustado el esquema a los cuatro, seis y ocho meses o seis, ocho y 10 meses, dando espacio por las posibilidades económicas, pero son excepciones aplicables para algunos tipos de vacunas.
“Por lo menos, el rotavirus ha de ponerse a los dos y cuatro meses. Ya después no tiene sentido porque no genera la inmunidad adecuada en el organismo. Es como un gasto innecesario”, acotó.
29 de enero
se llevó a cabo la LII jornada aniversaria de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP), Anzoátegui, que incluyó una serie de actividades en homenaje a la doctora Filomena Moschella, quien fue elegida como madrina. El presidente en la entidad, Carlos Araque, señaló que también se celebró el hecho de que este capítulo fuese seleccionado como el más destacado de Oriente.
Mencionó que después viene la inyección contra la meningitis, que se aplica a los dos y cuatro meses. No obstante, hay esquemas con otros tipos de vacunas que se pueden manejar a partir de los 10 meses. Recalcó que lo más importante es tener, aparte de las dosis ofrecidas en el sector público como la pentavalente, las dos principales en el área privada: rotavirus y neumococo.
Los precios de las dosis, comentó, dependen de los proveedores, puesto que no son de producción nacional sino importadas. Oscilan entre $100 y $150 cada aplicación.
“En la consulta privada sí hay quienes piden que les coloquen las vacunas a sus hijos, pero esa cantidad jamás llega al 50% de los que asisten. Hay muchos que no pueden hacerlo, pero sí hay padres que hacen el esfuerzo y la logran poner. Yo particularmente sigo haciendo hincapié en que deben intentarlo”, puntualizó.
José González, un veinteañero que es padre de un niño de tres meses de edad, expresó que él y su esposa reúnen las bonificaciones mensuales que les dan en sus trabajos para cancelar las consultas y vacunas de su hijo.
Falta de cultura
Además de completar el esquema de vacunación antes de cumplir el primer año de vida, la pediatra puericultora y neumonóloga infantil María Carolina Padrón resaltó la importancia de hacer la repetición durante la edad escolar, juntamente con los chequeos.“La situación en Venezuela es que se tiene la cultura de vacunar a los niños hasta los 5 años. Después se pierden de la consulta porque el pequeño adquiere un mejor sistema inmunológico y se enferma menos. Las situaciones de cada dinámica familiar y otras muchas cosas llevan a que después no consulten con tanta frecuencia, solo cuando se enferman”, señaló.
“Uno va reuniendo y haciendo un pote. Además, la doctora nos elabora un esquema y eso lo hacen algunos otros doctores, para ponerlas separadas, casi que en el tope, cuando no hay chance. Eso de manera que podamos ir reuniendo, porque se supone que las primeras vacunas pagas se deberían colocar el mismo mes. Con esta doctora ocurrió un caso con la mamá de un paciente que no tenía para pagar una dosis y tuvo que hacer una rifa para lograrlo. Me imagino que cada quien busca, pero si un día nosotros no podemos, tampoco es que nos vamos a afanar”, manifestó González.
Para Padrón, ninguna vacuna es más importante que otra, sino que todas son prioritarias. Sin embargo, dijo que ante una situación económicamente extrema les recomendaría a los padres hacer cualquier esfuerzo para que los pongan a sus hijos la neumococo y la meningococo.
“Los gérmenes producen enfermedades invasivas en los niños. Es decir, una neumonía severa que los puede llevar a terapia intensiva o una meningitis que los puede dejar con secuelas de por vida, porque produce afectación del sistema nervioso central y problemas cognitivos bien severos. Entonces, que un niño que nació sano se vea afectado por un germen de esos, que es una enfermedad prevenible con vacunas, es bastante doloroso para una familia”, resaltó.
Puerto La Cruz / Elisa Gómez