En un mensaje dirigido en realidad al mundo entero, el Papa Francisco ha urgido el domingo a los cristianos de Madagascar a no caer «en la tentación de encerrarse en pequeños mundos que terminan dejando poco espacio a los demás; ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien».
El Santo Padre ha subrayado en su homilía que la actitud de los cristianos ante los problemas o el pisoteo de la dignidad de los demás debe ser siempre activa: «A menudo permanecemos con los brazos cruzados o con los brazos caídos, impotentes ante la fuerza oscura del mal. Pero el cristiano no puede estar con los brazos cruzados, indiferente, ni con los brazos caídos, fatalista. ¡No! El creyente extiende su mano como lo hace Jesús con él».
Igual que en Mozambique y a su llegada a Madagascar, el Papa ha vuelto a condenar la plaga interna de la corrupción que mantiene estancada buena parte del África subsahariana
Al mismo tiempo, el Papa ha alertado frente a toda ideología oportunista «que termina por instrumentalizar el nombre de Dios o la religión para justificar actos de violencia, segregación e incluso homicidio, exilio, terrorismo y marginación».
Madagascar //ABC.es