Mucho antes de los comicios presidenciales del domingo, en los que Jair Bolsonaro obtuvo el 46,7% de los votos en la primera vuelta, muchos observadores jugaron con la idea de que el derechista era una versión “tropical” del mandatario estadounidense Donald Trump, es decir: un candidato fuera de lo tradicional que está orgulloso de serlo, con promesas de desmantelar un sistema político disfuncional, mientras conquista la imaginación de muchos ciudadanos que temen perder su lugar en una sociedad que cada vez es más diversa e inclusiva.
Aunque los dos hombres tienen muchas diferencias --antes de postularse, Trump era un empresario multimillonario mientras que Bolsonaro era un legislador veterano con pocas victorias en su carrera-- utilizaron varias tácticas en sus campañas que son bastante parecidas.
"Decir las cosas como son"
Quizás la similitud más grande y probablemente la que dio pie a las comparaciones entre Bolsonaro y Trump es que ninguno de los dos parece medir sus palabras. En las elecciones de Estados Unidos de 2016, Trump se refería a sí mismo como el hombre que no tenía miedo en decir lo que los demás pensaban.
Bolsonaro también carece de ese filtro. Algunos de los comentarios que pusieron al brasileño en problemas reflejan posturas ideológicas añejas, como su frecuente referencia a la dictadura de Brasil de 1964-1985. Otros puede hacerlos sobre la marcha y en algunos destaca su reputación de rechazar lo “políticamente correcto”, como cuando comentó que tuvo una hija en un momento de debilidad tras haber tenido cuatro hijos.
Ambos “disfrutan ser extravagantes y realizar declaraciones que conmocionan”, dijo Paulo Sotero, director del Instituto de Brasil en el centro de estudios Woodrow Wilson en Washington.
culpar a los medios tradicionales
Bolsonaro y sus tres hijos mayores, quienes también son políticos, han arremetido contra los principales medios de comunicación brasileños y los han acusado de todo, desde decir mentiras sobre el candidato hasta ignorar su buen desempeño en las encuestas y el apoyo que recibió de otros políticos.
Al igual que Trump, el derechista acusa a los medios de apoyar a la élite tradicional del país y de tratar de frustrar una campaña que pueda amenazarla.
Carlos Bolsonaro, quien es concejal en Río de Janeiro, tuiteó hace poco que los medios y un encuestador importante “ignoran los crecientes mítines a favor de Bolsonaro, incluidos en los lugares más remotos de Brasil, y tratan de crear una narrativa del estancamiento de Bolsonaro en las encuestas. ¡Realmente creen que la población es estúpida!”.
Actividad en las redes sociales
Para los candidatos que no confían en los medios de comunicación, las redes sociales son el medio perfecto.
Bolsonaro, así como Trump, ha usado mucho Twitter y Facebook para hablar directamente con el electorado. Eso fue una parte fundamental de su campaña luego de que el candidato fue apuñalado el 6 de septiembre y tuvo que permanecer en el hospital por más de tres semanas.
La semana pasada, incluso tras haber sido dado de alta del hospital, Bolsonaro faltó al debate más importante a través de la televisora Globo y dijo que lo había hecho por órdenes de los médicos.
Sin embargo, tuvo transmisiones en vivo a través de Facebook con sus aliados políticos y concedió entrevistas a televisoras que le son amigables.
“La idea de que faltes al debate bajo cuestiones de salud pero que después realices tres entrevistas de 10 minutos cada una con televisoras que te apoyan es algo que definitivamente haría Trump”, dijo Matthew Taylor, profesor adjunto de política latinoamericana en la Universidad Americana. Agregó que la dependencia tan grande a las redes sociales ayudó tanto a Trump como a Bolsonaro para superar la resistencia inicial a sus candidaturas.
Posible fraude
Bolsonaro ha planteado la cuestión de que puede haber un fraude que le costaría la elección.
Una semana antes de la primera vuelta el 7 de octubre, comentó en una televisora que no aceptaría ningún otro resultado que no sea su victoria, alegando que el tamaño de apoyo que había visto en los mítines callejeros indicaba que ganaría, aunque la contienda estaba pareja.
Días después, se retractó de esas declaraciones y aseveró que aceptaría los resultados de las elecciones pero no llamaría a su rival para reconocer su derrota. ¿Suena familiar? Trump recorrió un camino parecido.
“Bolsonaro básicamente está diciendo que ‘Lo justo es que yo gane. Cualquier otra cosa es fraude’”, señaló Jason Stanley, autor del libro “How Fascism Works: The politics of us and them” (Cómo funciona el fascismo: La política de nosotros y ellos).
Uso de Intermediarios
Parecido a cómo la campaña presidencial de Trump hizo que Donald Trump Jr. y sus otros hijos hablaran por su padre, Bolsonaro dependió en varias ocasiones de sus tres hijos mayores para aportar ideas, negar los reportes críticos de la prensa y hacer afirmaciones excéntricas.
El 7 de octubre, mientras los brasileños acudían a los centros de votación en la primera vuelta, Flavio Bolsonaro _quien se postuló para ocupar un escaño en el Senado_ compartió un video en Twitter en el que parece mostrar una máquina de votación que había sido manipulada. A las pocas horas, el Tribunal Superior Electoral anunció que se trataba de una denuncia falsa. Sin embargo, millones de personas ya habían visto el video en Twitter y en la aplicación de mensajería WhatsApp.
“La técnica es utilizar a personas para que hablen por ti pero que al mismo tiempo no lo hagan”, dijo Taylor. “Trump o Bolsonaro siempre pueden decir: ‘Yo no dije o nunca diría eso’”.
Sao Paulo / AP