Fracturas, falta de agua, alimento. Una lesión o la escasez de víveres puede suponer la muerte en la selva del Darién, la frontera natural entre Colombia y Panamá que atraviesan a diario cientos de migrantes, al impedir el duro avance por acantilados, trochas y ríos. Algunos mueren, otros consiguen sobrevivir por la solidaridad de viajeros anónimos.