Tras las elecciones del 28 de julio, el ambiente de esperanza que había florecido en algunos sectores se ha enfriado por la incertidumbre política y económica, tanto para opositores como para simpatizantes del gobierno. Pasada la campaña presidencial y los esfuerzos por defender las actas electorales, muchos venezolanos esperaban un cambio inmediato que no se concretó con la votación, y en consecuencia las expectativas de cambio quedaron en suspenso.