Después que “El Chapo” fue declarado culpable de narcotráfico en un juicio que incluyó coloridos testimonios de pistolas incrustadas en joyas, una flotilla de aviones cargados de efectivo y un zoológico personal con grandes felinos deambulando, algunos estadounidenses comenzaron a plantear lo que creen es justicia poética: ¿Por qué no tomar los miles de millones de ganancias mal habidas del narcotraficante y con ello pagar el muro fronterizo?
Eso podría ser un enorme desafío, sobre todo porque las autoridades federales no pueden decir con certeza cuánto le queda a Joaquín “El Chapo” Guzmán de sus ganancias tras décadas de contrabandear drogas a Estados Unidos, ni cómo pretenden recuperarlo.
Por ahora, el Departamento de Justicia de Estados Unidos dice que buscará incautar la fortuna que la acusación de Guzmán valuó en 14.000 millones de dólares. Las autoridades no especifican cómo llegaron a esa cifra, pero los expertos dicen que probablemente se basaron en evidencia del valor de las ganancias de los enormes envíos de drogas y cualquier bien utilizado para traficar drogas.
Con Guzmán, que podría ser sentenciado a cadena perpetua por tráfico de heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos, las autoridades saben que su cálculo del decomiso es más bien simbólico, para enviar un mensaje a otros narcotraficantes de que una condena podría costarles su fortuna y no solo su libertad, dice Duncan Levin, exfiscal federal especializado en incautaciones.
“Es obvio que no tiene 14.000 millones de dólares”, dijo Levin. “Y gran parte de lo que tenga podría no ser recuperable”.
Esa realidad no ha impedido que los conservadores inyecten la política del muro fronterizo al caso Guzmán. El senador republicano Ted Cruz promete reintroducir una ley apodada como El Chapo que requeriría que el dinero confiscado de los cárteles mexicanos sea destinado al muro fronterizo.
Cruz dijo en una entrevista con Fox News que se le ocurrió la propuesta de ley hace más de un año, cuando el Congreso debatía el costo del muro fronterizo propuesto por el presidente Donald Trump, entonces estimado en aproximadamente 14.000 millones de dólares.
“Hay una simetría natural y elegante que se presentó sola”, dijo Cruz. “Esos miles de millones que El Chapo tiene se hicieron por traficar ilegalmente en la frontera con Estados Unidos, pasando narcóticos a través de la frontera, así que es justo que esas ganancias mal habidas se destinen a solucionar el problema de detener al siguiente narcotraficante”.
Pero echar mano de esas ganancias es otra historia.
En casos nacionales de delitos de cuello blanco, suele haber un rastro de papel que apunta a bienes confiscables ocultos en cuentas bancarias y empresas fantasma. Pero el juicio de Guzmán estuvo plagado de evidencia sobre cómo su cártel de Sinaloa se esforzó por esconder las ganancias, ya sea guardando el dinero en casas seguras o lavándolo a través de un negocio falso de jugos de frutas en Ciudad de México. Y luego hay horas de testimonios sobre cuántos funcionarios públicos de México estaban enterados, sin mencionar las complicaciones de recuperar bienes en otro país.
Aun así, del juicio salieron algunos detalles atractivos de la opulencia. Los jurados escucharon a un testigo colaborador, Miguel Ángel Martínez, describir cómo durante el “auge de la cocaína” de la década de 1990 Guzmán tenía casas “en todas las playas y ranchos en todos los estados”. Agregó que Guzmán enviaba sus tres aviones privados cada mes para recoger dinero en Tijuana. En promedio, cada avión llevaba 10 millones de dólares a Sinaloa.
Sin embargo, la defensa afirmó que la declaración del gobierno de un flujo de efectivo que alimentaba el consumo ostentoso de Guzmán era muy exagerada. En su alegato final, su abogado Jeffrey Lichtman citó el testimonio de otro colaborador que dijo que cuando Guzmán estaba prófugo hace unos 10 años, cuando era uno de los hombres más buscados en México, debía 20 millones de dólares y a duras penas podía pagar a los subordinados que lo protegían en uno de sus escondites en las montañas.
“El tipo no tenía dinero”, dijo Lichtman al jurado.
En su lugar, Lichtman insistió en una entrevista telefónica del jueves que es falsa la idea de que Guzmán, de 61 años, es multimillonario.
Los 14.000 millones de dólares son “una cifra fantasiosa”, dijo. “Es una fantasía no solo por cómo se llegó a ella, sino por cómo esperan obtenerla”.
El decomiso final deberá fijarlo el juez federal Brian Cogan.
Pistas sobre cómo puede desarrollarse eso pueden encontrarse en el caso de Alfredo Beltrán Leyva, otro poderoso narcotraficante mexicano que se declaró culpable a cargos de narcotráfico en Estados Unidos y cumple una sentencia de cadena perpetua. El gobierno pidió al juez una orden de confiscación de 10.000 millones de dólares que se basó en la información de los lugartenientes del cártel Beltrán Leyva que detallaron sus bienes.
Eduardo Balarezo, quien representó a Beltrán Leyva, redujo esa cantidad a 529 millones de dólares luego de argumentar que la cifra de 10.000 millones de dólares salió “de la nada” y es imposible de cumplir.
El abogado intentó establecer un punto similar en el juicio de Guzmán cuando interrogó a un exmiembro del cártel que testificó contra Guzmán. El tema era su propia orden de decomiso por 1.000 millones de dólares.
“En resumidas cuentas, nunca pagarás nada que se acerque a ese número, ¿cierto?”, preguntó el abogado.
“No una cantidad así”, respondió el testigo.
Nueva york / AP